La saga continua, y que no pare. Al menos esa es mi intención. Seguir en este enlace entre imágenes y palabras. José Luís Rafael tiene la culpa. Luisa Hurtado fue la que dio el primer paso. Y fíjate, me quedé atrapado en la red, y bien agusto que estoy.
Nouvelle couisine
Sometida bajo presión mediática la seta ofrece todo su esplendor a cuantas cámaras se acerquen a observarla. Sabe que es la más grande de toda la zona, la más esplendorosa, exuberante y fotogénica. Sabe a ciencia cierta que no hay nadie como ella, que todos quieren posar las piernas a su lado para comprobar lo magnífica que es. Mientras ella se regocija en sus grandezas el resto saben dónde va a ir a parar. Y callan silenciosas, en una espesa bruma que las conecta en la ironía, engrandeciendo a la lustrosa seta. Ella coge con agrado las palabras de elogio y los piropos. Todas saben el satírico final que le espera, aunque diga que se va de viaje a Paris a conocer a un gran maître.
Fotografía de José Luís Rafael
Aplastamiento
Los esporangios producen esporas que se diseminan por el aire gracias al viento, que las esparce hasta que son depositadas en lugares lejanos para iniciar el camino de una nueva vida, que nacerá, crecerá y se reproducirá en lo que es llamado el ciclo vital de la vida. A veces este camino queda truncado, cuando viene alguien después que tú y te aplasta con su pie hasta dejar diseminados tus anhelados filamentos en los cuales has depositado parte de tu vida, en la que creías, y que el imbécil de turno se cruzó en tu camino y creyéndose cesar de un imperio se adueñó de cuanto quiso. Menos mal que siempre queda algo, aunque sea el remordimiento, y la complacencia de verle caer al foso tarde o temprano.
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