Extremos
Mamá suele traernos un trozo de pan duro para comer, y nos suele regañar cuando mordemos poco a poco. Mamá sufre cuando nos ve así. Nosotros le decimos que queremos que no se nos gaste, y nos dure al menos hasta la cena. Lo que no sabemos es porque llora cuando se lo decimos.
Esta es mi aportación a la iniciativa organizada por:
La colina naranja, Explorando Lilliput, Pliegos volantes, Relatos de andar por casa.
Para saber más de la iniciativa pinchar AQUI
Uf, triste y cada vez una realidad más cotidiana por desgracia.
ResponderEliminarBuen micro, Francisco Manuel.
Un abrazo.
Imaginar el crujido de ese pan justifica las lágrimas de la madre. Buen relato.
ResponderEliminarTriste relato que a mí me trae tiempos pasados. Condurar decía mi abuela.
ResponderEliminarTriste y muy real. Me gustó. Saludos...
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