El arte de transformar la realidad
Junto a las aguas mansas del puerto caí en la cuenta de nuestra vida. No dudé en hacerlo, me puse manos a la obra y esbocé en lienzo una sonrisa perfecta, la que te faltaba, (la hice con empeño). Al colocarla en la habitación cambió tu rostro. Entonces comencé a dibujar tu retrato, que acabé pintando en colores vivos, el atardecer me ayudó a matizarlos. Quedaste prendado de las formas, la geometría, las líneas paralelas, de los trazos, la densidad, el brillo y las pinceladas. Te sorprendiste de mi capacidad. Hasta recortaste nuestra foto preferida colocándola en medio del dibujo. Desde entonces han surgido flores en el jardín, los ramos de rosas no se secan, el sabor de tus labios me endulza, has cambiado el solsticio de otoño a primavera, pintando tus días grises en verde, las dudas en respuestas, los olvidos en recuerdos, en arcoíris la semana. Estoy perfeccionando la técnica y acabaré convirtiéndome en tu ilustradora, ampliando a una amalgama de colores inigualable, simplificando la perfección de tu verdadero retrato.
Cada vez que voy al puerto me llevo una maleta vacía que traigo llena de color, más vivo que nunca.
Ayer en el lienzo que cuelga de la pared dibujé varios corazones superpuestos, al verlos tus pómulos han vuelto a ser sonrojados y tus ojos cálidos atardeceres. A partir de hoy quiero que veas el gran proyecto que tengo entre manos, (que no es poco te advierto) en una nueva explosión de color; pintar nuestra felicidad.
Esta es la última entrada que hago a Triple C. La verdad es que me he sentido motivado por el dibujo de Laura Garrido. Después de pensarlo varias veces, al final he decidido añadirlo. Todo un lujo de concurso mensual a partir de una imagen.
¿Me dices, pro favor, dónde está ese puerto? Tengo un trolley listo para llenarlo.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias (por escribir así, supongo)
Por supuesto, cerca de casa. Yo tengo la lancha preparada, en cuanto me digas pongo el motor en marchar y zarpamos.
ResponderEliminarUn abrazo.