Secreto compartido
El padre permanece estático en la cola de la oficina de empleo para tramitar el paro. De la cazadora saca los papeles arrugados que ha de entregar. Cabizbajo, se deja llevar por todas las preocupaciones que le atosigan desde que dejó a su amante. Entonces comienza a recordar la falta de sinceridad que tuvo con su mujer cuando le preguntó si le había engañado, y el porqué le habían echado del trabajo si eran cuatro y la empresa funcionaba. Su hijo no deja de mirarle, sin perder la sonrisa de su cara, le estira del pantalón queriendo jugar. Le enseña el coche con el que juega a partir del día que pilló a su padre besándose con otra. Aquellos días sin medir la gravedad el padre apurado le dijo: “le he dado un beso a Maite, mi jefa, porque me ha ayudado a cargar el coche”, e intentó comprar su silencio con el juguete. La cola avanza un paso, mientras le suena el móvil pone el altavoz. Es su mujer dándole una mala noticia, “Juan, me acaban de despedir”. El hijo la escucha, sin perder la sonrisa dice en voz alta, “Maite puede ayudarnos”. El padre se queda sin respiración.
Con los niños hay que tener mucho cuidado... Enseguida sacan conclusiones acertadas. Una historia que sabe a realidad. Una realidad familiar muy bien "precipitada" al relato. Me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amparo M.A.
Pues imagínate, yo tengo cuatro.Oídos por todos los lugares de casa. Estan más que atentos... siempre a la espera.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno, ese niño no podía tener la boca callada eternamente, y las mentiras tienen las patas muy, muy cortas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Yashira, me encanta verte por aquí. La verdad es que la mentiras tienen unas patas cortas, tanto que cuando nacen les queda poca vida por delante.
EliminarUn abrazo.
Los mundos construídos con mentiras (todos, probablemente) tienen, a su vez, distintos enfoques, tantos como habitantes, tantos como sentimientos, tantos como las propias mentiras. El chaval aprenderá ésto antes, mucho antes, de que se le estropee el coche de juguete.
ResponderEliminarImpecable relato, de los que llegan. Un abrazo
Buenas Amando. Dices la verdad, tan sencillo como eso. No puedo decir más.
EliminarUn abrazo
Buen micro, Ponfiel.
ResponderEliminarDestaco la asepsia que le da ese narrador en tercera, dado que parece contar la historia con cierta distancia emocional. Un micro con buena carga emocional, muy bien medido y con un ajustado pulso narrativo.
Mis aplausos.
Un saludo.
Me pareció interesante hacerlo desde ese punto de vista de narrador. Parece frío pero a la vez candente. Si lo hubiese hecho en primera persona la historia no sería la misma. Ahí está la magia de escribir.
EliminarGracias por leer y dejar un comentario. Me enriquece todo lo que se dice.
Saludos, bienvenido y un abrazo. Tres en uno
Fco.