Sortilegios, hechizos, extractos y pócimas, era lo que Kair había aprendido a desarrollar durante los últimos diez años. Las ganas por desentrañar las verdades de la vida, y traspasar el delgado hilo entre lo visible e invisible, le llevó a ser Mago. Urim le enseñó el arte escondido entre las hojas de los enormes libros antiguos, heredados de sus más remotos antepasados. Signos y frases se almacenaban en estantes, carcomidos por el paso del tiempo.
Kair supo hacer encantos para enamorar, romper lazos y unir destinos, hasta que Maiam apareció en su vida. Un impulso incontrolable le deshizo por dentro, creyó volverse loco. Sus entrañas ardieron como el fuego, una fuerza más poderosa que la magia le abrió una nueva visión de la vida. Maiam nunca puso los ojos en su figura. Kair a la espera se deshizo pétalo a pétalo y conjuró el hechizo de la flor, transformándose. ¿Qué mejor forma para estar cerca de ella?, pensó. Un espectacular ramo apareció en la alcoba de Maiam. Ella se alegró al recibirlo, pero mantuvo la incógnita de quién había sido tan galante hombre. Kair entregado quiso sembrar semilla, pétalo y perfume. Florecería cada día, como el fuego en su vida.
Esta noche te cuento. Aportación Noviembre 2012.
.... como el fuego.
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